lunes, 3 de diciembre de 2007

El linaje del vino

Ramón -cito siempre -encuentra excusas para justificar sus borracheras.
-Nadie puede presumir de contar con un linaje tan preclaro como el de la nobilísima uva, madre del vino, me dice esta mañana-. Piensa que antes del Diluvio Universal ya había viñas en este mundo, aunque en aquellos tiempos únicamente se comían sus frutos, sin que se conociese todavía la forma de hacer vino.

-¿No fueron los griegos -le pregunto- quienes atribuyeron la invención del vino al dios Dionisios y luego le llamaron infame por el simple hecho dé qué empinaba el codo más de la cuenta?.
-Cierto, llamaron infame a aquel dios adolescente y mofletudo, al que representaban coronado de pámpanos y con una copa en la mano. Pero a mi me parece que no puede insultarse de ese modo a un dios que enseñó a los hombres a cultivar las viñas, que todavía en estos tiempos da ocupación a tanta gente.
-Tienes razón, a mi tampoco me lo parece. Pero tampoco fueron mucho mejor los romanos, herederos espirituales de los griegos, que inmolaban en honor de Dionisios, a quien ellos llamaron Bacó, una urraca, porque el vino hace a los hombres indiscretos y parlanchines -Así es-observa Ramónpero no olvides que los romanos también llamaron a Baco liber, es decir, Ubre, porque el vino, aunque sea momentáneamente, libera a los humanos de sus preocupaciones Por eso te digo que quien concede a los hombres la ilusión de sentirse Ubres nunca puede ser tildado de infame.




Javier Tomeo

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